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sábado, abril 04, 2015

Insensible


Nada para ver, no es lo mismo que nada que ver.
A veces solo queda contemplar, nada más,
tampoco es lo mismo.
Correr hasta cuando los sueños se suceden en la noche
buscar una posibilidad, ni siquiera una solución,
un orificio por el cual respirar.
Oprime de nuevo, pero diferente, aprieta, estruja…
La luna llena contempla el mar sobre mi rostro
la asfixia que silencia en el medio del pecho
las falsas ganas de huir.
Brazos calientes como brasas ardientes,
que envuelven la necesidad mientras se escucha,
mientras late el palpitar cariñoso y necesario
en el hueco que cuida, sostiene y acompaña.
Parece que nada me alcanza
y sin embargo todo me supera en distancia
nada de insensibilidad me invade.
Lejos quedan los resabios de una historia triste
que no tiene espacio de regreso,
aunque la voz entrecortada tiembla
y un susurro suplica por paz.